Los asteroides invisibles de Venus: ¿una amenaza desconocida para la Tierra?

Un nuevo estudio revela que una población oculta de asteroides que comparten la órbita de Venus podría representar un peligro de colisión para nuestro planeta

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Representación artística de asteroides en la órbita del planeta Venus – La Ciencia Espacial CC BY-NC-SA 4.0

Un equipo internacional de astrónomos ha lanzado una advertencia inquietante: podría existir una gran cantidad de asteroides co-orbitales con Venus, invisibles desde la Tierra, y algunos de ellos serían capaces de impactar contra nuestro planeta con consecuencias devastadoras. El estudio, recientemente publicado en la revista Astronomy & Astrophysics y liderado por el Dr. Valerio Carruba (UNESP, Brasil), analiza el riesgo que estos objetos aún no detectados podrían suponer para la Tierra en el futuro próximo.

¿Qué son los co-orbitales de Venus?

Los asteroides co-orbitales son aquellos que comparten órbita con un planeta, como Venus, manteniéndose en una relación orbital conocida como resonancia 1:1. Pueden adoptar distintas configuraciones, como las órbitas en “trompo” alrededor de los puntos de Lagrange (TL4 y TL5) o las trayectorias en forma de herradura (Horseshoe).

Hasta la fecha, solo se conocen 20 de estos cuerpos para Venus, y la mayoría tiene órbitas altamente excéntricas. Sin embargo, esto podría deberse a un sesgo observacional: los objetos con órbitas más elípticas se acercan más a la Tierra y, por tanto, son más fáciles de detectar desde nuestros telescopios.

Una amenaza que no vemos

Usando modelos semi-analíticos y simulaciones numéricas, Carruba y sus colegas investigaron una población hipotética de co-orbitales de Venus con órbitas menos excéntricas (e < 0.38). Su análisis demostró que muchos de estos cuerpos podrían pasar cerca de la Tierra e incluso colisionar con ella en el transcurso de miles de años.

De hecho, el estudio identificó seis asteroides ya conocidos que podrían convertirse en objetos potencialmente peligrosos (PHA, por sus siglas en inglés), y tres de ellos —2020 SB, 524522 y 2020 CL1— tienen órbitas tan cercanas que su distancia mínima de intersección con la Tierra es inferior a 75,000 km, apenas una quinta parte de la distancia a la Luna.

Según los cálculos del equipo, un impacto de uno de estos asteroides podría liberar entre 1.5 y 4.1 × 10² megatones de energía, suficiente para arrasar una ciudad entera y formar cráteres de hasta 3.4 km de diámetro. Estos eventos se sitúan en el nivel 8 de la escala de Torino, una categoría asociada a impactos con consecuencias locales graves.

¿Por qué no los vemos?

El análisis del equipo descarta que la escasez de co-orbitales detectados con baja excentricidad se deba a razones dinámicas. Según el modelo NEOMOD3 (Nesvorný et al., 2024), debería haber una gran población de estos asteroides cerca de Venus. Sin embargo, la mayoría de ellos no son detectables desde la Tierra debido a su cercanía al Sol, su baja luminosidad y sus cortos períodos de visibilidad.

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Panel izquierdo: la distribución en el plano (H, e) de asteroides conocidos cerca de Venus (círculos azules completos) y sus asteroides coorbitales (estrellas rojas). La línea discontinua horizontal muestra el límite para el cual el apocentro de los coorbitales de Venus (QA) puede ser igual al pericentro de la Tierra (q⊕). Panel derecho: la distribución de 14382 NEA simulados obtenidos del modelo NEOMOD3 (puntos negros). Los demás símbolos tienen el mismo significado que en el panel izquierdo.

Incluso observatorios de vanguardia como el Vera C. Rubin Observatory tienen dificultades para encontrarlos. Aun así, los modelos muestran que bajo ciertas configuraciones —cuando estos cuerpos alcanzan su mayor brillo aparente— podrían ser detectados durante cortas ventanas de observación, aunque solo en un pequeño porcentaje del tiempo total.

La solución podría estar en el espacio

Ante estas limitaciones terrestres, los investigadores apuntan a una solución fuera del planeta: colocar telescopios en órbita alrededor de Venus o en puntos estratégicos del sistema solar. Ya existen propuestas como el telescopio NEO Surveyor de la NASA, que será lanzado después de 2027, y la misión china CROWN, que contempla una constelación de satélites observando desde órbitas similares a la de Venus.

Estas misiones podrían observar con más regularidad y precisión los sectores del cielo donde estos asteroides suelen esconderse, y permitir así detectar —por fin— esta población oculta de “amenazas invisibles”.

¿Estamos preparados?

El reciente descubrimiento del asteroide 2024 YR4, que alcanzó el mayor nivel de probabilidad de impacto jamás registrado para un objeto de más de 20 metros, demuestra que los peligros no detectados aún existen en nuestro vecindario cósmico. Si bien los modelos actuales indican que un impacto de uno de estos objetos no es inminente, su mera existencia subraya la necesidad de vigilancia constante.

“Estos asteroides podrían estar ahí, justo frente a nuestros ojos, pero simplemente no podemos verlos con los medios actuales”, concluye el Dr. Carruba. “Solo mediante misiones espaciales dedicadas podremos descubrir qué se esconde en las sombras de Venus.”


Referencia del estudio:
Carruba, V., Sfair, R., Araujo, R. A. N., et al. (2025). The invisible threat: Assessing the collisional hazard posed by the undiscovered Venus co-orbital asteroids. Astronomy & Astrophysics. arXiv:2505.15968v1

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