Científicos lograron unir la gravedad con la física cuántica
Durante décadas, los físicos han tratado de unir dos formas muy distintas de entender el universo: una que explica cómo se comportan las cosas muy grandes, como los planetas o las galaxias (la gravedad), y otra que describe cómo funcionan las cosas diminutas, como los átomos y las partículas subatómicas (la mecánica cuántica).

Estas dos teorías han sido increíblemente exitosas por separado, pero cuando los científicos intentan combinarlas para entender fenómenos extremos —como lo que ocurre dentro de un agujero negro o en el primer segundo después del Big Bang—, simplemente no encajan.
Ahora, un grupo de investigadores de Estados Unidos y España ha dado un paso gigante hacia esa unión tan buscada. Usando una versión avanzada de la teoría de la gravedad conocida como supergravedad, han conseguido predecir con precisión cómo se comporta una clase especial de teoría cuántica extremadamente compleja, que hasta ahora parecía inalcanzable por métodos tradicionales.
La clave de este logro está en una idea revolucionaria llamada holografía. No es el tipo de hologramas que vemos en películas, sino una forma de pensar en el universo como si fuera una especie de proyección: lo que ocurre en un espacio con gravedad puede reflejarse, como una sombra, en otro lugar donde sólo hay partículas cuánticas, sin gravedad.
Utilizando esta idea, los científicos crearon un modelo matemático muy avanzado que representa una especie de «universo en miniatura», hecho con formas geométricas retorcidas y superficies curvas. Este modelo permitió que una teoría de gravedad con 11 dimensiones —sí, once— pudiera hablar el mismo idioma que una teoría cuántica con sólo cuatro dimensiones, como el universo que vemos a nuestro alrededor.
Lo más impresionante es que los resultados obtenidos con este modelo coinciden perfectamente con cálculos que se habían hecho por otros métodos desde el lado cuántico, lo que confirma que este puente entre los dos mundos funciona.
Además, este trabajo revela un patrón universal que se repite sin importar los detalles específicos del sistema, lo que sugiere que estamos viendo una parte fundamental del funcionamiento del universo.
Este avance no resuelve todos los misterios del cosmos, pero marca un paso importante hacia ese gran sueño de los físicos: encontrar una única teoría que explique todo lo que existe, desde los agujeros negros hasta los átomos.
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