Ayer, 24 de enero de 2022 a las 20:00 CET, el Telescopio Espacial James Webb activó sus propulsores a bordo durante casi cinco minutos (297 segundos) para completar la corrección final del curso posterior al lanzamiento de la trayectoria. Ese empuje de corrección insertó a Webb hacia su órbita final alrededor del segundo punto de Lagrange Sol-Tierra, o L2,a casi 1,5 millones de kilómetros de distancia de la Tierra.
Los motores de Webb le hicieron subir de velocidad unos 1,6 metros por segundo, que era todo lo que se necesitaba para enviarlo a su órbita preferida de “halo” alrededor del punto L2.
Diagrama de trayectoria de Webb. Crédito: ESA
La órbita de Webb le permitirá una visión amplia del cosmos en un momento dado, así como la oportunidad de que la óptica de su telescopio y los instrumentos científicos se enfríen lo suficiente como para funcionar y realizar una ciencia óptima. Webb ha utilizado la menor cantidad de combustible posible para las correcciones de rumbo mientras viajaba a L2, para dejar la mayor cantidad restante para las operaciones ordinarias de Webb durante su vida útil: mantenimiento de estaciones (pequeños ajustes para mantener a Webb en su órbita deseada) y descarga de impulso (para contrarrestar los efectos de la presión de la radiación solar en el enorme escudo protector).
Ahora que los segmentos de espejo primario y el espejo secundario de Webb se han desplegado desde sus posiciones de lanzamiento, los ingenieros comenzarán el sofisticado proceso de tres meses para alinear la óptica del telescopio con una precisión casi nanométrica.