Marte ha sido el planeta más codiciado por los viajeros del espacio, astrofísicos y científicos del mundo. Pisar su suelo y explorarlo completamente es una misión soñada, pero a su vez puede ser peligrosa.
Los Rovers Oportunity y Curiosity enviados por la NASA para la exploración geofísica del planeta han permitido una comprensión más detallada acerca de los aspectos a tomar en cuenta para una misión humana.
Entre los datos están el clima, atmosfera y una gravedad inferior a la de la Tierra que determinan condiciones muy extremas al momento de poder completar una exploración segura y exitosa. Las mejores garantías de supervivencia posible de una misión presencial en ese planeta llegan a ser bajas.
Temperatura y clima en Marte
Los aspectos de variaciones de la temperatura que van desde los -80°C hasta los 20°C en zonas cercanas al ecuador del planeta, y una gravedad de 3.7 g/s. Esto combinado con una atmósfera compuesta en su 95% de dióxido de carbono, son los causantes de unas condiciones extremas para la estadía de los humanos.
La atmosfera marciana carece de agua, la cual solo se presenta en muy pequeñas trazas por lo que es extremadamente seco.
Sin embargo, una de las adversidades de mayor reto sería la presencia de las enormes tormentas de arena que suceden constantemente en este planeta, que tienen características muy diferentes a las que ocurren en la tierra.
Estas tormentas se caracterizan por formarse de manera repentina sin tener una atmosfera que pueda avisar los cambios en el clima de manera cercana como ocurre en la tierra. Es por esto que de forma impredecible los vientos en Marte aparecen.
Su duración puede variar de días, semanas o meses, cambiando la topología del terreno del planeta, lo que hace muy difícil que una misión tripulada se ubique en sitios específicos.
La más peligrosa de las características de estas tormentas es que sus vientos con velocidades de km/h en promedio mueven la arena marciana, que es parecido al talco que conocemos, el cual es muy fino y por ende sumamente abrasivo.
De esta forma se crea un enorme reto para cualquier base espacial que tuviera un asentamiento permanente o de larga duración en este planeta rojo.
Peligros de una misión en tierra roja
Una de las consecuencias que afecta de forma directa y compromete el éxito de cualquier misión espacial es que la energía se obtiene a través de sofisticados sistemas de paneles solares. Estos son los encargados de captar y acumular energía para mantener con vida y de manera operativa la estación y sus tripulantes.
Las tormentas de arena son lo suficientemente poderosas para cubrir de forma parcial o total la superficie de dichos paneles solares, lo que pondría en riesgo toda la misión al generar mermas energéticas o desaparición de las mismas.
Esta serie de imágenes de una cámara de navegación a bordo del rover Perseverance de la NASA muestra una ráfaga de viento barriendo el polvo a través de la llanura marciana. Crédito: NASA / JPL-Caltech
Estas terminan siendo montañas de arena que conllevan a un problema aun mayor, el cual sería la forma de remover o instaurar líneas de vistas solares que son requeridas por los paneles para poder generar la energía a través de las fotoceldas.
El enorme reto de la Nasa con respecto a las tormentas marcianas, que actualmente se exploran como parte del programa de envío de una tripulación, es la ubicación geográfica de la estación en zonas de menor incidencia de tormenta.
Mientras se tenga una menor recurrencia de tormentas, la exploración será más provechosa. Todavía es necesario adquirir mucha información meteorológica sobre la atmósfera Marte para predecir un viaje estable y seguro con tripulantes altamente capacitados.
Aunado a ello, se debe considerar que los materiales a usar para las bases, maquinaria y equipos externos de los humanos sean a prueba de estas tormentas de arena y vientos.