Es uno de los casos más controvertidos de la ufología chilena. Seres que anunciaron terremotos, desastres naturales y la caída del Challenger. Desde hace más de dos décadas se especula sobre la existencia de la famosa Isla de Friendship, sin embargo, hasta el momento aún no se tiene certeza de su posible ubicación, ni de la veracidad de los contactos con los habitantes de la posible isla.
La historia de la isla de la amistad y la verdad detrás de ella
Cuando se publicó por primera vez la historia del llamado Caso de la Isla de Friendship, comenzó a circular una ola de especulaciones y teorías. Algunos argumentan que se trataba de un experimento mental; otros dicen que las manos de los nazis están detrás del caso y la mayoría cree que son seres extraterrestres que han elegido el extremo sur de Chile como base para sus operaciones en la Tierra.
El caso se basa en supuestas comunicaciones radiales entre unas personas con habitantes de una isla desconocida ubicada en el sur de Chile en la década de los 80.
Los protagonistas de la historia, la familia Ortiz, durante años mantuvieron contacto con misteriosos personajes con acento “gringo”.
Octavio Ortiz fue el primero en contar cómo se llegó a formar parte de este misterio. Comerciante de profesión, adquirió una radio de 11 metros para sus comunicaciones: “Hicimos contactos con estos señores que primero pensaron que eran religiosos o mormones por su forma de hablar.
Tocamos muchas canciones y nunca se nos ocurrió vincularlas con seres extraterrestres. “Hasta el día de hoy no tengo la certeza de que sean seres de otro planeta”, dijo Ortiz.
Los seres aseguraban tener una isla en el sur sur de Chile : “Su único contacto era un yate en el que transportaban maquinaria y las personas que los visitaban. Incluso nos invitaron, varias veces, tuve miedo. No sabía qué nos íbamos a encontrar ahí”, dijo.
Uno de los protagonistas más polémicos de esta historia es Ernesto de la Fuente, ingeniero civil mecánico de la Universidad de Concepción. En 1983 afirmó haber tomado contacto con los habitantes que vivían en esa isla del sur. Más tarde se enteró de que eran miembros de una isla llamada Isla de Friendship.
En esos años, De la Fuente adquirió una estación de radio de 11 metros con la que trató de salir del aislamiento en el que se encontraba. Entre los múltiples contactos con personas de distintos puntos de la isla, aparecían estos interlocutores que decían pertenecer a una congregación religiosa llamada Amistad, que era una isla del archipiélago de las Guaitecas.
Las conversaciones se hicieron muy comunes durante las tardes. Muchos continuaron durante más de dos horas. En estas conversaciones reales participaron otros radioaficionados chilenos, así como algunos invitados de otras partes del mundo.
De la Fuente tuvo la oportunidad de conocer a los supuestos habitantes de la isla. Según la descripción que él mismo hace, la edad del ser que conoció oscilaba entre los 35 y los 55 años. Su cabello era rubio oscuro, con ojos claros y piel ligeramente tostada. Su altura superaba con creces a la del chileno medio. “Lo que más me llamó la atención fue la paz que irradiaba su presencia”, dijo.
Durante un tiempo De la Fuente trabajó para la isla. Su labor consistía en acoger a las familias y personas que eran invitadas a ir allí. En su vehículo, Ernesto los llevó a pequeños puertos desde donde fueron recogidos por el Mytilus II, un pequeño bote, que era el único autorizado para llegar a la supuesta isla.
Durante su paso por la Isla de Frienship, De la Fuente aseguró haber dormido en una pequeña pieza de aproximadamente 3 metros cuadrados. Dentro no había nada más que una cama y una mesa con una terminal de computadora.
Todo estaba controlado a través de procesadores de computadora: “Había una piscina climatizada, tres invernaderos grandes, salones de televisión satelital y otras comodidades que nunca hubiera imaginado. Los pasillos estaban llenos de gente, todos sonreían y nadie hablaba en voz alta. No recuerdo haber visto una clínica u hospital”, dijo a de La Fuente.
Otro dato que le ha dado repercusión internacional al caso es que los habitantes de la Isla de Friendship tenían la capacidad de predecir cosas. Así anunciaron terremotos, desastres naturales y la caída del Challenger.
Cabe recordar que a pesar de los esfuerzos realizados por diferentes medios, no ha sido posible llegar a la ubicación de la isla. Esa es una de las principales preguntas que plantean quienes sostienen que esta historia es falsa.
Dos de las expediciones para localizarlo fueron realizadas por la productora Nueva Imagen. Uno con el apoyo de la Armada y el otro completamente independiente. En ninguno de ellos fue posible llegar a las coordenadas dadas. ¿Qué piensas? Déjanos tu comentario y suscríbete para recibir nuestros artículos.