La instalación de la Red de Espacio Profundo de la agencia en Canberra, Australia, envió el equivalente a un “grito” interestelar a más de 19.900 millones de kilómetros a la Voyager 2, instruyendo a la nave espacial para que se reoriente y vuelva su antena a la Tierra.
Con un tiempo de luz unidireccional de 18,5 horas para que el comando llegara a la Voyager, los controladores de la misión tardaron 37 horas en saber si el comando funcionaba. A las 12:29 am EDT del 4 de agosto, la nave espacial comenzó a enviar datos científicos y de telemetría, lo que indica que está operando normalmente y que permanece en su trayectoria esperada.
La Voyager 2
La nave espacial se encuentra a más de 19.900 millones de kilómetros de la Tierra, y un error en los datos enviados el 21 julio hizó que la antena se girará 2 grados, interrumpiendo la comunicación entre la Voyager 2 y las antenas terrestres de la Red de Espacio Profundo (DSN) de la NASA. Los datos que envía la nave espacial ya no llegan al DSN y la nave espacial no recibe comandos de los controladores terrestres.
La Voyager 2 está programada para restablecer su orientación varias veces al año para mantener su antena apuntando a la Tierra; el próximo reinicio ocurrirá el 15 de octubre, pero ahora no es necesario esperar hasta esa fecha.
El equipo de la misión espera que la Voyager 2 permanezca en su trayectoria planificada destino al sistema estelar más cercano al nuestro, Alpha Centaury, donde debe llegar dentro 85 mil años.