El cosmos está lleno de vida, y es algo que la comunidad científica ya no discute, si no que se busca con la certeza de encontrar algún día. Las razones para creerlo tan firmemente se deben a la inmensidad del Universo empezando por las galaxias. Pero la distancia entre ellas y sus cuerpos celestes no facilita las tareas de búsqueda.
La galaxia espiral más cercana a la Tierra está a una distancia de 2,5 millones de años luz y la estrella más cercana Alfa Centauri a 4,2 años luz (80 mil años con la tecnología actual).
Las galaxias son agrupaciones de estrellas y cuerpos celestes como la Tierra que, con otros planetas girando alrededor de una estrella forman un Sistema Planetario, y una galaxia está compuesta por muchos sistemas planetarios, se calcula que en la Vía Láctea existen 200 mil millones de estrellas aproximadamente y se calcula que en nuestra galaxia podrían existir una media de 300 millones de planetas habitables. El Universo está compuesto por miles de millones de galaxias, no todas son parecidas entre ellas, pero estudios recientes señalan que el 70% de ellas son espirales como la nuestra, y por lo tanto en la comunidad científica se habla de un número casi interminable de planetas en zonas habitables como el nuestro.
¿Qué hay en la Vía Láctea?
La Vía Láctea está formada por brazos espirales que giran alrededor de su centro. La Tierra se encuentra en el interior del brazo de Orión, girando alrededor de su estrella el Sol.
En la imagen es posible ver un mapa de nuestra galaxia con un diámetro de 100 mil años luz y un total de 200 mil millones de estrellas. También se puede apreciar los brazos que la componen y la localización de nuestro Sol, una estrella más.
En la parte inferior del mapa vemos la galaxia de Sagitario Dwarf, que será engullida por la Vía Láctea, y algunos puntos rojos que indican la presencia de cúmulos estelares. Un cúmulo estelar es una agrupación de estrellas cuyos miembros se encuentran ligados gravitatoriamente entre sí.
Hablar de 100 mil años luz de distancia es algo inalcanzable para el ser humano, nuestra especie tiene entre 300 y 200 mil años de existencia, no es nada comparado con la edad del universo o las distancias que hay en él. Por este motivo algunas teorías sugieren que no va a ser fácil dar con vida inteligente, porque simplemente pueden haberse muerto todos o simplemente todavía no han nacido, pero también se habla de la posibilidad de que una civilización desarrollada haya creado robots o tecnología suficiente como para hacerse “inmortal”.
Buscando vida cerca de casa
La comunidad científica ha decidido reducir el diámetro de búsqueda de planetas habitables, nuevos telescopios como el James Webb tendrán la capacidad de ver más allá de nuestra galaxia y “ver el pasado” de diferentes estrellas y sistemas planetarios, no obstante, empezará a buscar exoplanetas dentro de zonas habitables y próximos a la Tierra.
Es el caso de nuestra estrella más cercana Alfa Centauri localizada a 4 años luz de la Tierra o lo que es lo mismo, 80 mil años a la máxima velocidad que nos permite la tecnología actual. Allí se ha encontrado un exoplaneta en la zona habitable. El exoplaneta Próxima b es del tamaño de la Tierra y se calcula que podría tener agua en estado liquido en su superficie debido a la distancia con su estrella.
En el vídeo a continuación se simula la temperatura planetaria de día y noche:
Una simulación numérica de posibles temperaturas de la superficie de Próxima b en rotación síncrona. Crédito: NASA
Hablaremos de Próxima b en otro artículo, porque el sistema planetario registrado con más probabilidades para la vida hasta el momento está ubicado alrededor de la estrella TRAPPIST-1.
Localizada en la constelación de Acuario, la estrella Trappist-1 tiene un sistema planetario formado por 7 planetas rocosos, los cuales 3 de ellos podrían ser aptos para la vida.
Sistema planetario de TRAPPIST-1 comparado con nuestro Sistema Solar y zona de habitabilidad en color verde. Crédito: Agencia Espacial Europea.
Pero también resulta muy lejos para la tecnología actual, ya que la nave más rápida construida por la humanidad necesitaría 817 mil años para llegar (puede que ya no exista ningún ser humano cuando alcance su objetivo).
Nuestras posibilidades de obtener una respuesta por ahora pasan por el desarrollo de tecnologías capaces de observar estos exoplanetas, para determinar si podrían o no albergar vida.
Más allá de la Vía Láctea
Hablar de nuestra propia galaxia ya resulta complejo por sus dimensiones y cantidad de planetas que podrían ser habitables, pero si hacemos un viaje mental a Andrómeda, la galaxia más cercana y parecida a la nuestra, estaríamos multiplicando esas probabilidades de encontrar una “Tierra 2.0”.
Imagen de M31 (Andrómeda) tomada con un telescopio Ritchey-Chrétien de 12,5 pulgadas por un astrónomo aficionado (Robert Gendler).
En la imagen de arriba estamos viendo la galaxia de Andrómeda localizada a 2,5 millones de años luz de la Tierra, y se calcula que pueda tener 100 mil millones de planetas aproximadamente.
¿Se entiende ahora la magnitud de lo que estamos intentando justificar? Es muy probable que en está fotografía existan miles de millones de habitantes y no somos conscientes de ello.
Pero por su distancia es algo inalcanzable. Algunos de nuestros telescopios han logrado localizar algunos planetas del tamaño de Júpiter, localizar planetas como la Tierra resultaría algo más difícil.
La problemática es que si encontramos un planeta habitable, debido a su distancia, podría ser que en el presente ya no lo sea. La tierra por ejemplo será tragada por el Sol en menos de 4 mil millones de años. Si una raza alienígena nos estuviese observando ahora desde Andrómeda y nos enviasen una señal, nosotros les responderíamos dentro de 2,5 millones de años y ellos lo recibirían dentro de 5 millones de años, tiempo más que suficiente para que una de las especies o ambas ya se hayan exterminando.
Misión imposible
Romper las distancias sin romper las leyes de la física es algo complicado, de ello hablaremos en otro artículo, pero lo cierto es que, a fecha de hoy si recibimos cualquier señal del espacio nos serviría para saber que no estamos solos, pero establecer una comunicación fluida sería muy difícil, principalmente si la señal fue enviada hace millones o miles de millones de años atrás.
No es por ello que dejamos de creer en la probabilidad de la existencia de vida extraterrestre, la cantidad de galaxias, estrellas y planetas catalogados son lo suficientemente importantes como para creer lo contrario. Sin embargo, establecer contacto es algo todavía inalcanzable con nuestra tecnología actual y visitarlos resulta imposible.