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Kepler-452b un mundo potencialmente habitable

Representación artística de Kepler-452b. Crédito: NASA

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Kepler-452b es el primer mundo del tamaño de la Tierra que se encuentra en la zona habitable de una estrella similar a nuestro sol. Hasta su descubrimiento en 2015, el telescopio Kepler solo había detectado 12 planetas del tamaño de la Tierra (más pequeños que el doble del tamaño de la Tierra) en la zona habitable de sus estrellas más pequeñas y frías. Kepler-452b es el primer planeta que orbita una estrella del mismo tamaño y temperatura que el sol.

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Al buscar planetas que puedan albergar vida, los científicos comienzan con la zona habitable. La zona habitable es una región alrededor de una estrella donde las temperaturas son adecuadas para que el agua, un ingrediente esencial para la vida tal como la conocemos, se acumule en la superficie. Los científicos no saben si Kepler-452b puede albergar vida. Lo que se sabe sobre el planeta es que es aproximadamente un 60 por ciento más grande que la Tierra, lo que lo ubica en una clase de planetas denominados “súper-Tierras”, con una órbita de 385 días.

Los científicos creen que Kepler-452b tiene unos 6.000 millones de años, mucho más que la Tierra.

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¿Que podría salir mal?

Resulta que el exoplaneta se encuentra a 2.000 años luz de la Tierra, la nave más rápida construida por el ser humano son las Voyagers 1 y 2 que, alcanzan la velocidad de 38.000 millas por hora (80.000 km aproximadamente), para llegar a Kepler-452b la nave necesitaría 32 millones de años. A efectos prácticos sería inviable con la tecnología actual un viaje a este exoplaneta, también lo seria una comunicación fluida con algún tipo de vida inteligente, pues las señales tardarían mínimamente 2 mil años en llegar y 2 mil para volver si hay una respuesta.

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La detecció de Kepler-452b

kepler-452b se detectó a través del método de tránsito, eso quiere decir que, si un planeta pasa directamente entre una estrella y la línea de visión de un observador, bloquea una pequeña porción de la luz de la estrella, reduciendo así su brillo aparente. Los instrumentos sensibles pueden detectar esta caída periódica en el brillo. A partir del período y la profundidad de los tránsitos, se puede calcular la órbita y el tamaño de los compañeros planetarios. Los planetas más pequeños producirán un efecto menor y viceversa. Un planeta terrestre en una órbita similar a la de la Tierra, por ejemplo, produciría una caída de un minuto en el brillo estelar que duraría solo unas pocas horas.

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